Un David contra la mafia judicial
“Los milagros a veces se dan, sobre todo si los empujamos. Y acá adelante tenemos un Goliat, pero a veces David tiene buena puntería y lo baja de un hondazo”, dice el padre Francisco “Paco” Olveira, miembro del grupo de Curas en la Opción por los Pobres. La de este miércoles fue su quinta jornada consecutiva de ayuno frente al Palacio de Tribunales para exigir la renuncia de los integrantes de la Corte Suprema de Justicia y el fin de la proscripción a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Notablemente animado por el acompañamiento popular, que continúa sumando voluntades, el padre Paco bromea acerca de las primeras consecuencias del ayuno: “Bajé cuatro kilos, pero a mi edad que uno echa panza, viene bien”. El sacerdote se mantiene a base de agua y una botella con sales de rehidratación oral, que los médicos le obligan a tomar diariamente. “Tiene un gusto a agua de mar horrible”, advierte. El viernes, luego del acto convocado por la agrupación Les Jóvenes en el marco de las movilizaciones por el Día del Memoria, Olveira anunció el inicio de un ayuno por siete días para expresar su rechazo al proceder de los integrantes del máximo tribunal y exigir su destitución. “Pedimos la renuncia de la Corte Suprema porque no tienen autoridad moral para estar al frente de tremenda institución. Dos de ellos entraron por la ventana y aceptaron las operaciones que el prófugo Pepín Rodríguez les propuso. Eso ya inhabilita su presencia. Inhabilita a uno de ellos el haber intervenido en causas contra empresas de las que fue abogado defensor. Y no eran actores pequeños, sino Clarín, Techint, los poderes concentrados. Los inhabilitan los chats filtrados que muestran ese contubernio descarado entre los poderes hegemónicos, asesores de la Corte, de Larreta. Claramente estos señores no pueden impartir justicia”, sostiene.
Además del fuerte contenido simbólico que comporta el ayuno en muchas tradiciones religiosas, Olveira reconoce la influencia de grandes luchadores populares a la hora de tomar esta decisión: “Estaba leyendo el libro Mujeres de Eduardo Galeano. Me inspiró mucho la historia de Domitila, una mujer campesina muy pobre del interior de Bolivia que en el año 1978 le dice a cuatro compañeras que el problema en el país no era la dictadura militar ni la oligarquía, sino el miedo. Y se fueron a la capital, iniciaron una huelga de hambre y a los 23 días voltearon la dictadura militar. Los milagros a veces se dan, sobre todo si los empujamos. Y acá adelante tenemos un Goliat, pero a veces David tiene buena puntería y lo baja de un hondazo. Es sumarnos”.
Una carpa principal y tres iglúes alrededor son la trinchera desde la que Olveira encabeza el ayuno. “Ayunamos por lxs pobres contra la mafia judicial” reza la bandera más grande. Le acercan remeras, le piden fotos. Junto a la carpa se improvisaron estudios de radio que transmiten en vivo. “Esto está creciendo muchísimo más de lo que esperábamos. Mucha gente emocionada, agradecida nos acompaña. Desde la primera hora de la mañana hasta las 12 de la noche, que ya les pedimos que vuelvan a sus casas, no estamos un minuto solos”, dice el cura. Constantemente se acercan personas que necesitan agradecerle la iniciativa. Como también lo vienen haciendo dirigentes de distintos espacios sociales, sindicales, de organizaciones de derechos humanos, religiosas, de pequeños y medianos empresarios, agrupaciones políticas y estudiantiles.
“Vinimos a acompañar al padre Paco porque sabemos que terminar con estos cuatro supremos de la injusticia no va a suceder si no hay movilización popular”, dijo a Página/12 el titular de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy. El dirigente remarcó que esta “no es una lucha superestructural. Este sistema judicial no solo persigue a la vicepresidenta, también a Milagro Sala. Tenemos trabajadores portuarios, camioneros y de la industria láctea procesados. Ahora, cuando los trabajadores hacen un paro, los empresarios los denuncian por extorsión. En vez de discutir el derecho laboral terminamos con una causa en la justicia penal. Es la mejor manera de eludir que no han podido aplicar la reforma laboral y prohibir el derecho a huelga”.
Todos los días vienen médicos y enfermeros del Instituto Patria para controlar a los ayunadores. A los curas Miguel “Pancho” Vello y Rodolfo “Fito” Viano, que decidieron acompañar a Olveira desde el inicio, se les sumaron Carolina Amejeira y Susana Traversi, integrantes de la organización San Oscar Romero. Otros voluntarios se fueron acercando en estos días, incluso algunos veteranos de Malvinas. Gladys Ponce, una trabajadora judicial, inició el ayuno este miércoles. Ya le tomaron la presión y le están retirando el saturómetro del pulgar cuando dice: “Vengo por convicción. Hace mucho acompaño al Padre Paco pero sobre todas las cosas por la indignación que me da lo que pasa dentro de la Justicia. Me parece un abuso total, si a la vicepresidenta le pueden armar una causa sin pruebas, ¿qué nos queda al resto?”
Alrededor de las carpas se forma una ronda de asistentes a la misa que se oficiará a las 19, como todos los días. Para los curas organizadores se trata de una “celebración”. Las primeras gotas amenazantes de lluvia no ahuyentan a la gente. Tampoco la desmesurada presencia policial que, a diferencia de los días anteriores, supera ampliamente a la cantidad de asistentes. “Ahora me voy a acercar a saludarlos”, bromea Olveira.
El senador del Frente de Todos, Mariano Recalde llega para el inicio de la ceremonia. “Es muy importante acompañar toda manifestación y sobre todo sacrificio como este, por una causa tan necesaria como la eliminación de las mafias, la democratización de la Argentina y del poder judicial en particular”, afirmó. El senador estuvo el sábado y también participará el viernes, para el cierre. “Es un mojón más en una lucha que no va a cesar. Hasta no tener un poder judicial que deje de hacer política y de meterse en la vida democrática del país no vamos a bajar los brazos”.
Durante la misa, además de agradecer “por estar juntos, por 40 años de democracia, por las Madres, por Hebe, por la bala que no salió”, los curas recordaron al Papa Francisco, internado durante ese día. También se ofició un bautismo particular, que culminó con un canto poco habitual en este tipo de ceremonias: “Cristina presidenta”. “Qué lindo, es el canto del pueblo”, reconoció el sacerdote.
Informe: Diego Castro Romero,pagina12.com.ar