Atentado contra CFK: Las pistas sobre el financiamiento de Revolución Federal

Cómo el Grupo Caputo sostenía a la agrupación de ultraderecha
En el expediente que investiga a la violenta organización, la querella de Cristina Fernández de Kirchner detalló, uno por uno, los indicios que muestran los aportes de la familia del exministro de Mauricio Macri a la agrupación liderada por Jonathan Morel, con una pequeña carpintería como pantalla.

Pasa el tiempo y muchas de las dudas respecto de los millones de pesos que recibió Jonathan Morel, líder de la agrupación ultraviolenta Revolución Federal, por supuestos trabajos de carpintería, siguen sin ser despejadas en la causa judicial que la tiene bajo la lupa. Así lo hizo notar la querella de Cristina Fernández de Kirchner en el último escrito que presentó, donde señala puntos sospechosos que abonan la hipótesis de que la organización habría recibido financiamiento del Grupo Caputo con los muebles como pantalla.

Morel y otros tres integrantes de Revolución Federal (Leonardo Sosa, Gastón Guerra y Sabrina Basile) están procesados por instigación a la violencia colectiva, en la causa a cargo del juez Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal Gerardo Pollicita. Es una investigación que, pese a que ellos relacionaron la actividad de este grupo con el intento de asesinato contra la vicepresidenta, sigue tramitando separada de la causa del atentado propiamente dicha, radicada en el juzgado de María Eugenia Capuchetti y delegada en el fiscal Carlos Rívolo. Son estos últimos los que insisten en que no encontraron vínculo. CFK, de todos modos, también insiste en pedir que se investigue si la agrupación encabezada por Morel tenía el objetivo de matarla.

Morel y Caputo Hermanos
La relación de Morel con la familia Caputo había comenzado, al parecer, en 2021 cuando Rossana Pía Caputo, decoradora, hermana de Luis Caputo -exministro de Finanzas de Mauricio Macri- pasó un día por la pequeña carpintería del joven en Boulogne y le encargó unas mesas y barras para el country Santa Clara al Sur. Al menos esa es la versión de ambos, a la que agregaron que se volvieron a ver porque algunos muebles estaban mal confeccionados y tuvieron roturas. Pese a que la lógica era que ella estuviera enojada o cuanto menos molesta, le propuso hacer un enorme trabajo de mueblería para el edificio Espacio Añelo, en Neuquén. Debía amueblar departamentos con 144 mesas de luz, 144 respaldos de camas, 18 banquetas y 60 mesas ratonas. De por sí sonaba extraño que se le hiciera un encargo de esta magnitud a un pequeño y desconocido taller a 1400 kilómetros, según planteó la querella.

A Morel le pagaron, según él mismo declaró cuando lo indagaron por primera vez, cerca de 14 millones de pesos. Advirtió que parte fue en transferencias y otro tanto “en negro”. El primer dato muy llamativo, además de cómo se supone que conoció a Rossana, es que los pagos más voluminosos empezaron a llegar el 24 de mayo de 2022, un día antes de que Revolución Federal tuviera su primera aparición pública. Por entonces cobró 2,4 millones de pesos.

* “Si (Rossana) Caputo había ido a la carpintería de Morel, sabía que no tenía capacidad para hacer esos trabajos. Además, los pocos trabajos que le había encargado los había hecho mal”, plantean los abogados de CFK, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal. Morel dirá que derivó parte de la tarea y admitirá que otras personas facturaron por él. No es clara la necesidad de Caputo de contratarlo porque ya se manejaba con otras carpinterías de la zona -especifica el escrito- y lo más curioso es que Morel las subcontrató. Es decir, habría sido intermediario de firmas que ya trabajaban con Caputo Hermanos. ¿Cuál sería el sentido si esto aumentaba costos?

* La explicación de Morel fue que él contrataba proveedores que facturaban el 50 por ciento, mientras él u otros allegados, facturaban la otra mitad, con facturas C, que no pagan IVA. Él lo habría planteado en beneficio de esos proveedores, para que se ahorraran el impuesto. Pero los abogados sostienen que era el modo de quedarse, él mismo, con una parte, algo más de un diez por ciento.

* La Procuraduría que investiga lavado de activos y otras maniobras (Procelac) analizó quiénes facturaban. Ahí dieron con María Isabel Said, quien no tenía ningún antecedentes en carpintería o mueblería y cuyo domicilio, según indicó la Policía de Seguridad Aeroportuaria, “no tiene características propias de un local comercial y, además, no posee cartelería a la vista”. La mujer, que estaría jubilada, les facturó a los Caputo 3.450.393 pesos. Una parte, por 2.621.539, para hacer sommiers. Tampoco parecían aptas las instalaciones de esta mujer para fabricarlos.

* Said facturó el 27 de julio de 2022, según figura en el expediente. Pero pese a que el monto superó los 3 millones, solo recibió acreditaciones bancarias por 350 mil pesos. El Grupo Caputo informó esa facturación recién en noviembre, cuando la causa judicial estaba avanzada. Todo indica, dicen los abogados, que buena parte del pago fue en efectivo. Eso hace difícil rastrear su recorrido. Los directivos de otra firma proveedora, Dormipol S.A., también dijeron que recibieron efectivo de Morel. “Es sumamente extraño que una empresa de la magnitud del Grupo Caputo se maneje con dinero no bancarizado”, advirtieron Ubeira y Aldazabal. Caputo Hermanos hizo una presentación espontánea el octubre de 2022 donde decía que Dormipol S.A era un proveedor que no tenía relación con Morel.

Coincidencias
Hay algunas coincidencias temporales notables respecto de ciertos pagos: el 21 de julio, Revolución Federal había hecho una manifestación en la puerta del Instituto Patria donde algunos de sus referentes amenazaban de muerte a la vicepresidenta. Un día después una mujer que aparece en el WhatsApp peritado de Morel como “Dali Revolución” -y que todavía no fue identificada- ofreció por primera vez una pistola 9 milímetros para matar a CFK en un grupo de la organización. Dos días después repitió el ofrecimiento.

En agosto, mes que estuvo marcado por acciones violentas, “Morel recibió transferencias -que facturó- por 760 mil pesos” los días 5, 9 y 22 de ese mes. Esta última fecha inauguró la semana de movilizaciones a la vivienda de CFK en su apoyo. Fue cuando el fiscal Diego Luciani pidió para ella 12 años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos en el juicio “Vialidad”. Morel y Sosa estuvieron ahí en Recoleta. Fueron a generar disturbios, por los que están imputados. Morel, incluso, tiene una tercera indagatoria esta semana por esos episodios. La transferencia puntual del 22 de agosto fue emitida por el “Fideicomiso Santa Clara al Sur” por servicios supuestamente prestados por Morel mucho antes, en diciembre de 2021.

Otras transferencias fueron recibidas por la socia de Morel, Ailen Vallero, y por su expareja Evelyn Balboa. Nunca quedó claro por qué Caputo aceptó pagarles a ellas, marcó la querella.

En la computadora del referente de Revolución Federal había, además del listado de proveedores, un documento con una explicación acerca de los motivos para realizar ese trabajo. Era la justificación que luego debería hacer ante la Justicia. La Procelac detectó algo más: Morel habría dividido ganancias con Rossana Caputo y con otra persona más, Javier Aris, de Dormipol S.A.

Para la querella es probable que Caputo Hermanos haya financiado a Revolución Federal y que no tuviera interés en los muebles. Plantea tres posibilidades: “Una es que Morel no haya hecho los muebles, o parte de los muebles, y que todas las transferencias hayan tenido por objeto, simplemente, financiar a Revolución Federal. Otra es que el Grupo Caputo le haya sobrepagado los trabajos, para darle dinero para financiar a Revolución Federal. Otra es que los trabajos se hayan hecho, y que contratar a Morel haya sido una forma de ayudarlo a tener un sustento mientras organizaba Revolución Federal”. Ahora faltaría que la investigación se profundice en ese sentido. En el escrito donde se detallan todas las sospechas financieras, los abogados también pidieron la indagatoria de Rossana Caputo, como informó este diario. E incluso se hace hincapié en los chats con la mujer que ofrece un arma, cuatro veces, cuando los integrantes de Revolución Federalse hablan de matar a CFK, y ella se ofrece para una “actividad bala”. “Bala” era lo que pedía esa organización contra el kirchnerismo.

Por Irina Hauser. pagina12.com.ar

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