Una crisis creada para dolarizar
Análisis del proyecto político neoliberal de Javier Milei. La inflación descontrolada y una nueva e inevitable devaluación generarán una crisis que facilitará el proceso de dolarización.
“Cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil”, dijo Javier Milei pocas semanas antes de las elecciones que lo consagrarían como presidente de la Nación Argentina. Existen indicios de que el proyecto político neoliberal de Javier Milei – Luis Caputo, contempla como objetivo central la dolarización de la economía.
Primero empobrecer a la sociedad pulverizando salarios y jubilaciones, a través de inflación construida, para luego dolarizar pobreza. Se sustenta en la estrategia del referente del monetarismo neoliberal Milton Friedman. Este último –premio Nobel – además, reconocido como asesor de dictaduras genocidas, como la de Augusto Pinochet en Chile y Rafael Videla en Argentina.
La frase de Friedman que ilustra todo proyecto político neoliberal es: “Solo una crisis real o percibida como real, produce un cambio de hecho. Creo que esa es nuestra principal misión, hasta que lo políticamente imposible se convierta en políticamente inevitable”.
Crisis creada
Traducido al proceso Milei-Caputo, significa generar una crisis salvaje, con una inflación mínima del 100 por ciento en los próximos tres meses, para luego instalar que lo “imposible” se convierta en “inevitable”. La “crisis real”, creada, es la brutal devaluación del 118 por ciento, la más salvaje de la historia económica argentina, en la etapa de mayor codicia de precios dolarizados, que provocó una estampida de los mismos, superior al porcentaje de devaluación en menos de una semana.
Además, lleva implícita una inercia de futuras devaluaciones cada dos o tres meses. Es así, porque toda devaluación al generar inflación creciente significa, además, un atraso cambiario que negativiza el saldo de la balanza comercial aumentando importaciones y destruyendo exportaciones. Considerando que el saldo comercial es el único ingreso genuino de divisas – sumado a la imposibilidad de créditos externos -, se provocará conscientemente escasez de dólares, que multiplicará el valor de los mismos y, por tanto, incidirá en una nueva devaluación.
Es decir, un stop and go que terminará – según procesos neoliberales pasados- en stop and crash, o bien optando por la “solución políticamente inevitable”, que es dolarizar. La misma multiplicará pobreza extrema, derivado del atraso cambiario y endeudamiento que aumentará el déficit financiero, aun cuando el ajuste brutal haga descender el déficit primario.
Dolarización
Una dolarización implica cambiar el circulante en pesos a dólares. Más allá que dolarizar agrega sumisión política y monetaria al dólar y a Estados Unidos. Traducido, quiere decir congelar precios en pesos dolarizados, en dólares y, por otra parte, congelar salarios, jubilaciones e ingresos medios en pesos, llevados al nivel más bajo posible, transformándolos en dólares. Por ende, se detendrá la inflación ya que los “formadores de precios” cumplirán su objetivo añorado, de precios dolarizados permanentes.
Una prueba más que contundente de que la inflación es generada por el poder económico y no el Estado, acusado de generala por exceso de emisión. Es al revés. La remarcación salvaje para sostener precios dolarizados, por parte de los formadores de precios es lo que genera exceso de emisión. Además, en todos los países del mundo la emisión generada por los bancos comerciales, cuando prestan dinero y realizan “inversiones” – fuga de divisas– con los ahorros de la población, son superiores a la emisión de Bancos Centrales. El caso paradigmático es Inglaterra, donde el 97 por ciento de la emisión significa dinero de origen bancario.
En simultáneo, la inflación salvaje licuará los pasivos en pesos del BCRA, que facilitará el proceso de dolarizar. Un indicio de futura dolarización, es la creación del bono en dólares Bopreal, que transforma la deuda de los importadores con sus casas matrices en pesos, en deuda en dólares que deberá pagar el BCRA. Se suma que fondos de importadores y casa matrices en formato Leliq y otros pasivos del BCRA siempre remunerados en pesos, pasarán a pagarse en dólares.
Al estilo de Domingo Cavallo – presidente del BCRA de la dictadura genocida -, que trasladó la deuda externa privada de grandes empresas -producto del carry trade-, a la sociedad, como deuda pública externa en dólares. No se trata de un plan original, es el renacer de una historia siniestra con final trágico, como fue la convertibilidad ideada y ejecutada por el mismo Cavallo, que en cada tragedia en nuestro país confirma su presencia.
Si lo dicho resulta corroborado por la realidad – la única verdad -, corre serio peligro la “columna vertebral del peronismo” que es el Movimiento Obrero organizado, los Movimientos Sociales, la Democracia y de última, la sociedad y la Argentina toda. Quedarán en pie pocas Pyme y, por ende, emergerá una desocupación masiva – que ya ha comenzado – y, con ello, la domesticación de los sindicatos, movimientos sociales y por último el peronismo que – como movimiento liberador -, pasará a ser un hermoso recuerdo.
También peligrará la democracia, imperfecta como sistema político, pero que resulta ser la estructura política que más posibilita la equidad distributiva y con ello, la justicia social. Imprescindible para alcanzar la libertad de los seres humanos, para poder vivir con dignidad y solidaridad como seres sociales. Sin justicia social la libertad pasa a ser “libertad” para que el poder económico –ínfima minoría social – intensifique la tiranía sobre la sociedad argentina.
Por Roberto Briscioli : Economista y Contador Público. robertobriscioli@yahoo.com.ar
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