Intento de Magnicidio: procesan a la mujer que ofrecía un arma para matar a Cristina
Procesan a Lidia Margarita Casciano, conocida como “Dali Revolución”. La mujer que ofrecía su arma para matar a CFK. “Tengo una 9 mm, cualquier cosa me avisan”, decía Casciano en los grupos de WhatsApp de Revolución Federal, en los días previos al atentado contra Cristina Kirchner. También le propuso usar su arma contra la expresidenta a Jonathan Morel. El juez Marcelo Martínez de Giorgi dictó su procesamiento por incitación a la violencia colectiva.
La mujer que ofrecía su pistola 9 mm para matar a Cristina Fernández de Kirchner fue procesada por incitación a la violencia colectiva. Conocida como “Dali Revolución”, Lidia Margarita Casciano difundía en grupos de WhatsApp vinculados a la organización violenta Revolución Federal (RF) que tenía un arma a disposición para atentar contra la expresidenta. También le hizo la propuesta directamente a uno de los referentes de ese grupo, Jonathan Morel, procesado junto con otros dos miembros por el mismo delito. El arma existía y fue encontrada en el allanamiento a su casa en San Fernando con un cargador y cuatro cartuchos colocados. Las conversaciones donde decía frases como “tengo una 9 mm, cualquier cosa me avisan”, se produjeron entre julio y los últimos días de agosto de 2022. El intento de magnicidio contra la expresidenta fue el 1 de septiembre.
La acusación
La decisión de procesar sin prisión preventiva a la mujer fue firmada por el juez Marcelo Martínez de Giorgi, quien le trabó un embargo de 1 millón de pesos. El delito que aplicó prevé de tres a seis años de prisión. Este magistrado lleva adelante la investigación sobre las agresivas acciones de Revolución Federal en las calles y en grupos y plataformas virtuales donde directamente se hablaba de estrategias para matar a la entonces vicepresidenta y se mencionaba a otros funcionarios. Una pata pendiente de esta investigación es la del financiamiento de la organización: todo apunta al Grupo Caputo, pero las prueba se dilatan.
Hasta ahora estaban procesados, además de Morel, Leonardo Sosa, Gastón Guerra y Sabrina Basile. En el análisis de celulares fueron detectados los mensajes de Casciano con el ofrecimiento de su arma.
“No puede admitirse el ejercicio irrestricto del derecho a la libertad de expresión, cuando su ejercicio se torna abusivo y lesiona derechos de terceros -su seguridad, libertad e integridad física- o vulnera bienes jurídicos como la paz social o la tranquilidad pública”, dice el fallo. “Realizar manifestaciones que inciten públicamente a la violencia, como el caso de autos, no puede considerarse como el libre ejercicio del derecho de la libertad de expresión”, agrega.
Hay quien podrá alegar que “Dali Revolución” hablaba en grupos cerrados. El juez explica que en realidad por la naturaleza de estos grupos amplios, integrados “por varios y distintos sujetos” que entran y salen, todo es capaz de trascender. “Las manifestaciones serán públicas cuando exista la posibilidad de que la instigación sea conocida y recibida por un destinatario indeterminado o por alguien no personalmente convocado”, sostiene Martínez de Giorgi. Y cita al fiscal de la Cámara de Casación Javier De Luca: “Las expresiones que constituyen estímulos, acciones inmediatas, incitaciones directas a las acciones lesivas de terceros, o que son generadoras de peligros inminentes para los derechos de los demás, son perfectamente punibles”.
Los mensajes
* En el grupo “Revolución Federal” alguien compartió el 22 de julio de 2022 un video que decía: “Manifestantes autoconvocados amenazan de muerte a Cristina Kirchner. Arrojaron basura y patearon las puertas de la sede del Instituto Patria. La amenazas se suman a una serie de ataques que viene sufriendo la vicepresidenta”. En esa manifestación había integrantes de RF. “Dali Revolución” respondió: “Lo único que falta es que la convirtamos en mártir a esta hija de remil putas”. Y luego: “Lo que fue agresivo fue el mensaje de amenaza de muerte (…) que no es una mala idea tengo una 9 mm cualquier cosa me avisan”.
* En otro chat, tres días después, Basile llamaba a ir a La Rural a “defender al campo”. Casciano dijo: “Tengo una 9 mm y el mástil de la bandera”. También ofrecía fas (por gas) pimienta.
* El 25 de agosto en una charla de RF en Twitter Spaces, Morel habló sobre cómo imaginaba meterse en la multitud y matar a CFK. Dijo que no podía porque lo conocían los militantes de La Cámpora. Por esos días había manifestaciones en los alrededores de la casa de Cristina, que iban a darle respaldo en medio del juicio conocido como Vialidad. Morel compartió un video de C5N titulado: “Histórico. La llegada de Cristina Kirchner rodeada de militancia”. “Hay que matarla”, escribió. Del otro lado, “Dali Revolución” acotó: “Una granada ahí (…) mi límite es la 9 mm que tengo”.
* El 27 de agosto “Dali Revolución” tuvo un diálogo privado con Morel. Le pidió la letra de una canción que, declaró, los integrantes de RF cantaron en una protesta en la puerta de la Quinta de Olivos. Una parte decía: “El pueblo unido jamás va a ser vencidoooo. A los pibes de La Cámpora les digooo. Con Cristina yo me meto y la persigo. Cristina presa el pueblo Unido”. Casciano le dijo entonces a Morel que contara con ella para una “actividad bala”. “Tengo unas ganas de usar mi 9 mm”, agregaba.
Arma y contexto
Las manifestaciones en los alrededores de la vivienda de CFK en Recoleta habían empezado el 22 de agosto, el día que el fiscal Diego Luciani pidió condenarla a 12 años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Al comienzo hubo provocadores que fueron a generar violencia (entre quienes estaban Morel y Sosa), pero luego la militancia y la gente que se fue sumando ganaron la escena. El 1 de septiembre Fernando Sabag Montiel hizo lo que Morel sugería: hacerse pasar por militante e intentar dispararle a CFK. Falló, lo agarraron y quedó detenido, igual que su novia, Brenda Uliarte.
Los dos últimos ofrecimientos de Casciano se produjeron en medio de esa convulsión. El fallo dice que había participado, al parecer, en otras manifestaciones. Tenía videos y fotos en su celular, también flyers o textos de convocatorias a protestas, algunos con el logo de RF. Tenía imágenes irónicas, tipo memes, sobre Sabag Montiel.
La pistola secuestrada a Casciano era una Bersa semiautomática 9 mm. Estaba guardada en un baúl, al pie de la cama matrimonial, en su habitación. En el vestidor se encontraron dos cargadores, uno con 11 municiones colocadas y otra caja con 35 cartuchos. La mujer estaba inscripta como legítima usuaria y compartía fotos sobre sus prácticas de tiro en las redes sociales.
La clave de su procesamiento está en sus mensajes a la comunidad simpatizante de Revolución Federal. La incitación a la violencia colectiva es, dice Martínez de Giorgi, un tipo penal “de los llamados de acción peligrosa concreta”, “la ley los reprime por la mera incitación”. No hace falta “un resultado”, explica. “Se consuma con la realización misma, de modo tal que pueda tener trascendencia a terceros”. Por ende, es independiente de todo resultado”. Cuando la Cámara Federal procesó a los cuatro integrantes de RF, sostuvo lo mismo: que sus expresiones violentas en distintos ámbitos “con tono provocador e imperativo” y “desprecio frente a la ley” generan “el peligro requerido” para incurrir en incitación a la violencia. Lo que queda a la vista es que todo esto fue parte del caldo de cultivo que precedió al atentado contra CFK.
Por Irina Hauser
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