El falso show anti terrorista de Patricia Bullrich
La supuesta desarticulación de un atentado. Una por una, las falsedades que usó Patricia Bullrich para montar su show antiterrorista. La ministra aseguró que se detuvo a tres sirio-libaneses que estaban armando un ataque en Argentina, aunque los hechos la desmienten. La sobreactuación y los puntos flojos de la denuncia. La ministra Patricia Bullrich hizo público en conferencia de prensa que las fuerzas de seguridad desarmaron un atentado terrorista. Falso. Dijo que fueron detenidos tres individuos sirio-libaneses que preparaban un ataque. Falso. Al país sólo ingresó una persona de origen sirio-libanés, que vive desde hace años en Colombia, comerciante de alrededor de 60 años, sin antecedentes y que no figura en ninguna lista de los sospechosos señalados por la CIA o el FBI. ¿Los otros dos eran también sirio-libaneses? No, falso. Se trata de un peluquero de Avellaneda, al que estaban extorsionando, y otro argentino J.M.L., que se hace llamar El Rubio, y que delira en Instagram alardeando que es un mercenario que actuó en Nigeria enfrentando al grupo insurrecto Boko Haram. Ninguno de los dos, ni el peluquero ni el supuesto mercenario, registran antecedente alguno.
La ministra Bullrich dijo en conferencia de prensa que en el plan terrorista encajaba una encomienda, salida de Yemen, presuntamente con explosivos. Falso. Esa encomienda no existe, nunca salió de ningún lado. Lo más grave de todo el episodio es que Bullrich miente, hace un insólito show, se presenta como una adalid antiterrorista y pierde toda credibilidad ante peligros reales.
Una denuncia que arrancó mal
En Comodoro Py toda la causa cayó mal. La jueza María Servini y el fiscal Franco Piccardi miraron las cosas con desconfianza, pero la magistrada ordenó las detenciones por el pedido del Ministerio de Seguridad.
El denunciante fue un miembro de la Gendarmería que, como toda evidencia, informó que un policía amigo, colombiano, le había advertido que venían tres sirio-libaneses a perpetrar un ataque en Argentina. Cuando al gendarme se le preguntó cuál era la fuente, es decir que se le pidió que identifique al policía colombiano, se negó. En realidad, el integrante de la Gendarmería es un funcionario público, está obligado, pero aun así, se negó.
El profe de ping pong
La poca credibilidad que tenía la denuncia se derrumbó aún más cuando se supo que el sirio-libanés de Colombia era Chassam Naem, quien es dueño de un local de venta de perfumes en una galería, el Centro Comercial Veracruz, del centro de Bogotá. En su tarjeta de presentación figura que es, además, entrenador de tenis de mesa. El diario El Tiempo de la capital colombiana consultó a los vecinos y, efectivamente, Chassam alquila mesas de ping pong en el club Beer Pong, para organizar entrenamientos.
Chassam vive en Colombia desde 2018, tiene residencia y ahora pasaporte. Antes vivió en Venezuela y, seguramente, dejó el país por la situación de crisis. Tuvo también pasaporte venezolano. Como se sabe, hay grandes comunidades sirio-libanesas en muchísimos países, incluyendo la Argentina.
Lo más relevante es que Chassam no figura en ninguna lista de sospechosos, ni la que provee Estados Unidos ni la que suministra Israel. Se lo detuvo -Servini aún no ordenó la libertad- por la denuncia del gendarme.
El peluquero y El Rubio
Los otros dos detenidos son argentinos, no sirio-libaneses. El peluquero de Avellaneda sostiene que lo vienen extorsionando hace meses y que no tiene la menor relación con Chassam. Lo involucró El Rubio, según dice por una pelea que tienen desde hace un tiempo. A él se le adjudica que estaba por recibir una encomienda desde Yemen con explosivos. Según dicen en Comodoro Py no existe tal encomienda: es una foto de un envío que nunca salió de ningún lado.
El Rubio apareció en distintas publicaciones vendiéndose como mercenario y como un experto en cuestiones de seguridad y armamento. Los rumores indican que se presentó más de una vez en la Embajada de Israel en Buenos Aires haciendo denuncias. Según parece también lo hizo ahora, aprovechando los peligros latentes después de la forma en la que escaló el conflicto entre Israel y Hamas tras la masacre del 7 de octubre.
J.M.L se presenta como líder de un grupo mercenario: “Scorpio IDS, team leader, Rubio Mercenario madrileño, ex miembro de la Legión Francesa”, pone en sus posteos. En la red social X merodean las amenazas a Cristina Kirchner, Sergio Massa y Alberto Fernández y, por supuesto, sus posturas son todas de ultraderecha, respecto de España y de la Argentina.
En el sitio El Español cuenta que estuvo en África y relata cómo, junto a otros mercenarios, rescató a parte de aquellas niñas secuestradas por la organización fundamentalista nigeriana, Boko Haram. Eso fue en 2015. Nada es comprobable.
Ahora está preso desde la semana pasada porque Servini y Piccardi quieren saber cómo y por qué hizo la denuncia, en especial contra el peluquero.
Más y más incongruencias
Bullrich hizo una sobreactuación incalificable armando de la nada una conferencia de prensa y autoadjudicándose una victoria contra el terrorismo. Todo cayó muy mal en Comodoro Py y en las embajadas de Estados Unidos e Israel. El principio es que en este tema hay que mantener el bajo perfil por dos razones:
Si la pista es buena, hay que seguirla en silencio y desarmar la trama en todos sus niveles.
Si los datos resultan falsos -como realmente ocurrió- también hay que mantener el silencio para no hacer un papelón y para preservar la seriedad para cuando haya una amenaza verdadera.
Pero, además, todos los elementos exhibían incongruencias desde el principio:
Una denuncia poco fundada y que no se concretó. No llegaron tres sirio-libaneses, sino uno solo y sin antecedentes.
Es poco creíble que un terrorista ingrese por Ezeiza, donde hay sistemas de control mucho más sofisticados. Un paso de frontera terrestre, con mucho tránsito, es más vulnerable.
La historia de la encomienda con 15 kilos de explosivos, enviada desde Yemen, no tiene la menor credibilidad. Cualquier cosa que sale de ese país es sospechosa por la actividad de los hutíes, que tienen ciertos niveles de alianza con Hamás, Hezbollah e Irán. Las encomiendas de Yemen y de cualquier otro país pasan por numerosos escaneos y en los aeropuertos hay perros entrenados para detectar drogas y explosivos.
Finalmente, las personas mencionadas, un comerciante, un peluquero y un delirante, obligaban a máxima cautela, no a una conferencia de prensa.
Tiempos ásperos
El Bullrich-show terminó involucrando al presidente Javier Milei. Su vocero, Manuel Adorni, usó su conferencia de prensa de la mañana para felicitar a la ministra. Tal vez fue sólo un gesto más del gobierno para exhibir su alineamiento con Estados Unidos e Israel, pero lo cierto es que terminó felicitando una farsa.
El problema es que el mundo asiste a un feroz recalentamiento del conflicto de Medio Oriente con clima de venganzas. Israel mató al número 2 de Hamás, Saleh al Arouri, esta misma semana. En Irán hubo un atentado con 84 muertos. El vicepresidente de la DAIA tuvo que renunciar porque llamó a la matanza hasta de niños de Gaza. Lo que parece recomendarse es prudencia más que sobreactuaciones.
Todavía se recuerda el inmenso papelón de Bullrich cuando presentó la detención de dos hermanos de Floresta, Axel y Kevin Abraham Salomón como una gigantesca operación contra Hezbollah. Todo lo que tenían los dos muchachos, muy queridos en el barrio, fue un fusil Mauser heredado de un bisabuelo. El arma no tenía municiones y estaba guardado desde hacía años en un armario. Por supuesto, el juez federal Sebastián Ramos terminó dejándolos en libertad y libres de culpa y cargo.
Por Raúl Kollmann
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