El Papa Francisco pide a los gobiernos europeos que no rechacen a los inmigrantes

En la tradicional audiencia pública con los fieles que realiza cada semana en el Vaticano, el papa Francisco dedicó su mensaje de este miércoles al problema de los inmigrantes, que atravesando mares y desiertos intentan llegar a otros países buscando “paz y seguridad”. Pero muchos de ellos mueren por el camino, recordó, y en este contexto criticó duramente a los que intentan rechazar a los inmigrantes. Francisco pidió en cambio que se amplíen en el mundo las vías de acceso regulares para los inmigrantes y refugiados, que se cree una “gobernanza global” de las migraciones fundada en “justicia, hermandad y solidaridad” y que se unan las fuerzas para “combatir la trata de seres humanos”.

Hijo de italianos que migraron a Argentina, Francisco siempre se ha manifestado muy cercano a los inmigrantes. “Mar y desierto: estas dos palabras vuelven a aparecer en muchos testimonios que recibo, tanto de migrantes, como de personas que se comprometen a rescatarlos”, dijo Francisco. “Cuando digo ‘mar’, en el contexto de migración -añadió-, también me refiero al océano, lago, río, todas las masas de agua traicioneras que tantos hermanos y hermanas de cualquier parte del mundo se ven obligados a cruzar para llegar a su destino. Y ‘desierto’ no es solo el de arena y dunas, o el rocoso, sino también todos aquellos territorios inaccesibles y peligrosos como bosques, selvas, estepas, donde los migrantes caminan solos, abandonados a su suerte (…) Las rutas migratorias actuales a menudo están marcadas por travesías de mares y desiertos, que, para muchas, demasiadas personas, son mortales”.

El Papa argentino también hizo referencia a lo que ocurre en el Mediterráneo, llamado por los antiguos romanos “Mare Nostrum”, “un lugar de comunicación entre pueblos y civilizaciones que se ha convertido en un cementerio”, subrayó Francisco que lo llamó así por la cantidad de migrantes que allí han muerto en los últimos años. Según datos de la OIM (la organización de la ONU dedicada a las migraciones) en 2021 murieron 1.048 personas en el Mediterráneo, 2.411 en 2022, y 3.041 hacia fines de 2023. “Y la tragedia es que muchos, la mayoría de estos muertos, podrían haberse salvado. Hay que decirlo claramente: hay quienes trabajan sistemáticamente por todos los medios para repeler a los migrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y con responsabilidad, es un pecado grave”, destacó el Papa haciendo tácita alusión a gobiernos de Europa, como Italia y Hungría, o a Estados Unidos, que buscan bloquear de todos modos a los migrantes.

Y sobre los “desiertos” agregó que “También algunos desiertos, por desgracia, se convierten en cementerios de migrantes. A menudo tampoco aquí se trata de muertes “naturales”. No. A veces los llevan al desierto y los abandonan allí”.

“Hermanos y hermanas, en una cosa podremos estar todos de acuerdo: en esos mares y desiertos mortíferos, los migrantes de hoy no deberían estar. Pero no es mediante leyes más restrictivas, no es mediante la militarización de las fronteras, no es mediante rechazos que lo conseguiremos. Por el contrario, lo conseguiremos ampliando las rutas de acceso seguras y legales para los migrantes, facilitando el refugio a quienes huyen de la guerra, la violencia, la persecución y diversas calamidades; lo conseguiremos fomentando por todos los medios una gobernanza mundial de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad. Y reuniendo esfuerzos para combatir el tráfico de seres humanos, para detener a los traficantes criminales que se aprovechan sin piedad de la miseria ajena”, destacó Francisco reconociendo y elogiando “los esfuerzos de tantos buenos samaritanos (es decir las organizaciones humanitarias) que hacen todo lo posible por rescatar y salvar a los migrantes heridos y abandonados en las rutas de la esperanza desesperada, en los cinco continentes”. Y concluyó: “Queridos hermanos y hermanas, unamos nuestros corazones y nuestras fuerzas, para que los mares y los desiertos no sean cementerios, sino espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad”.

Italia, Europa y los migrantes
De los 27 países miembros de la Unión Europea (UE), en efecto, al menos 11 tienen hoy gobiernos de derecha o centro-derecha y muchos de ellos son los principales combatientes contra los migrantes. La UE, después de una década de duras negociaciones, selló en mayo pasado una reforma para los procedimientos de asilo. El llamado “pacto migratorio” contiene 10 leyes que tratarán de contener la llegada de migrantes a Europa.

En 2023, según datos de Eurostat (autoridad estadística de la UE), pidieron asilo en Europa más de un millón de personas. Además han sido recibidos desde 2022 más de cuatro millones de refugiados de guerra, originarios, entre otros, de Ucrania.

El pacto migratorio no sólo intenta reducir el número de migrantes que ingresa a Europa sino también incluye la posibilidad de transferir a algunos de los solicitantes a otros países de la UE. Pero algunas naciones como Hungría, que se oponen a esta llamada “solidaridad obligatoria”, deberán pagar una compensación o enviar personal y equipos de ayuda a los países que aceptan los migrantes.

Los críticos de este programa sostienen que aplicando este pacto, muchos de los que necesitan protección podrían ser expulsados y reenviados a sus países a vivir nuevamente las tragedias que soñaban poder evitar.

Aparte de estas decisiones europeas en las que Italia estaría ampliamente incluida ya que es una de las naciones donde más migrantes llegan atravesando el Mediterráneo, en el país las discusiones y polémicas sobre este tema se han incentivado, sobre todo en cuanto a la reforma de una ley referida a la concesión de la ciudadanía italiana que el Parlamento podría discutir en los próximos días.

En Italia tradicionalmente adquieren ciudadanía los descendientes de italianos, aunque vivan en el exterior, y es llamada en latín: “Ius sanguinis”, es decir derecho de sangre. No existe el “Ius soli” que sería el derecho de ciudadanía a todos los que nacen en territorio italiano, como sucede en Argentina, o en Estados Unidos, aunque dar la ciudadanía a todos los que nacen o crecen en el país sería una gran oportunidad para el país que necesita mano de obra joven.

Pero ahora se habla del “Ius scholae” que permitiría conceder la ciudadanía a todos los hijos de inmigrantes nacidos en Italia o habiendo llegado al país antes de los 12 años, siendo residentes legales, y que hayan cumplido al menos cinco años de escuela en Italia. En las escuelas italianas actualmente hay casi un millón de estudiantes extranjeros, el 65,4% de ellos nacidos en Italia.

Algunas organizaciones humanitarias, como “Save the children”, han impulsado una campaña para que se apruebe una reforma que aplique el llamado “Ius soli condicionado”, condicionado por la residencia legal de los padres en Italia. Se aplicaría a todos los bebés nacidos en territorio italiano y a los niños pequeños que hayan llegado con sus padres del exterior.

La reforma de la ley sobre la ciudadanía deberá ser discutida en los próximos meses, dado que en Italia durante el mes de agosto el Parlamento y el gobierno están de vacaciones. Pero ya se sabe que la ultraderechista y antimigrantes Liga, de Matteo Salvini, se opone a estos cambios mientras el partido derechista de la primera ministra Giorgia Meloni, Fratelli d’Italia, ha preferido no hablar mucho del tema, al parecer para no dividir más la alianza de gobierno ya molesta por las declaraciones del líder de Forza Italia (el partido fundado por Silvio Berlusconi) y actual canciller, Antonio Tajani. En un encuentro en la ciudad de Rimini, Tajani en efecto se manifestó a favor abiertamente del “Ius scholae”. “Europa es compartir valores, sólo así Italia se salva. Prefiero una persona que no tiene el apellido italiano y tiene padres no nacidos en Italia, que canta el himno nacional, a una persona nacida en Italia de padres italianos que no canta el himno nacional”, comentó. “No soy un subversivo ni un extremista de izquierda, pero lo que digo es que hay que ver la realidad como es. Sos italiano o europeo no porque tenés la piel blanca, amarilla, roja o verde, sino porque tenés convicciones”, agregó.

El Partido Democrático (el principal partido de centroizquierda), de su parte, pide conceder la ciudadanía simplemente a los nacidos en Italia o que hayan ingresado al país antes de los 12 años.

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